Por César Pérez
Sociólogo, urbanista y municipalista
lagarita@codetel.net.do
La voluntad de hacer una vigorosa oposición es inánime en todos los sectores que han mantenido una actitud crítica al actual partido en el poder. Sin embargo, para que esta sea eficaz, es necesario llegar a un acuerdo marco sobre cómo articularla, bajo cuál o cuáles banderas se marchará y en cuál o cuáles escenarios estamos dispuestos a desarrollarla.
Se tiene una idea sobre cuáles serían las líneas maestras que guiarán el proyecto de gobierno de la próxima camada del PLD y allegados, que se asentará en Palacios en agosto de este año, pero falta la elaboración de las líneas generales de las acciones que orientarían la oposición a los eventuales intentos de esa nueva camada de profundizar el poder cuasi monopólico de su partido/guía y de ella misma como facción.
Para que sea eficaz la oposición a esos naturales intentos, es necesario rechazar dos actitudes siempre presente en la diversidad de actores que la configuran. La primera es la tendencia hacia el compromiso, hacia los acuerdos mostrencos y afrentososen la sala hexagonal de una universidad; a, sin principios ni pudor,buscar "consensos" con el infeliz argumento de que así se hace "alta política", a aceptar la política balaguerista durante los tiempos de la guerra fría,pararechazar las calles como escenario clave para la acción en el proceso de construcción de la democracia y para lograr un estado de derechos.
Lo segundo que hay que rechazar, es la idea cristiano/izquierdista de que el pueblo es uno sólo, al cual hay que salvar con una gloria eterna en el paraíso o con una revolución, que en el fondo es otra idea de paraíso. No, el pueblo no esel sujeto únicoque redime o al que hay que redimir, este esuna pluralidad de actores con intereses, ideas y expresiones culturales diferentes.Se pueden tenery mantener como idea general los valores de la igualdad de oportunidades, de la libertad, del respeto a la diversidad de opciones existenciales de todo tipo, pero cada parte de ese pueblo ejerce esos valores de acuerdo a sus particulares vivencias, espacios yterritorios.
El milenarismo de izquierda, esa espera el fin capitalismo a través de un sobresalto/ruptura total, le impide entender que si bien este está en crisis, también lo está la estructura social en que este creció y se desarrolló: la clase trabajadora que obligaba a pactos sociales que se tradujeron en las diversas conquistas democráticas y económicas para los desposeídos en los países altamente desarrollados y que hoy están en proceso de desmonte.
En tal sentido, para ser eficaz en la lucha contra un poder con tendencias absolutistas, es necesario integrar una vasta pluralidad de actores, rehacer viejos tejidos zurcidos en las luchas sociales, políticas, gremiales y sindicales en el país, cuyo escenario fueron las calles. Sin antojadizas exclusiones de franjas políticas, sociales o económicas y sin limitarla a un simple reconocimiento de derechos políticos de cualquiera de las partes.
Son también diferentes, las perspectivas de análisis y de intereses inmediatos y mediatos de todas las franjas de la oposición, saber reconocer esa diversidad, pero saber establecer una unidad de acción contra la entronización de un poder absolutista, a pesar de esas diferencias es la cuestión, es la inteligencia política que hace falta tener en la presente coyuntura.
Sólo así se evitarían los impulsos utilitarios que cualquiera de las partes pueda tener en la conformación del frente unitario de oposición. En ese sentido, los planteamientos de que la lucha es contra el "bipartidismo" no sólo soncalificables de equivocados, sino de una absurda táctica de lucha contra fantasmas. De igual modo, limitarla al aspecto político legal y no proyectarla hacia lo social para que de ese modo tenga impacto a todos los ámbitos del sistema político imperante es seguir batiéndose en el nadir, en la inconsecuencia, en el conservadurismo infecundo.
Si el pueblo es plural, por lógica, la lucha por sus derechos también debe ser plural. Ahí descansan las posibilidades de la eficacia de una oposición en la presente coyuntura, lo demás es ideología, falsa conciencia, no sentido de la política y del momento que realmente vivimos.
Tomado de Acento.com.do
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