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jueves, 21 de junio de 2012

ILEGITIMIDAD NOS CONVOCA A LA INSUMISIÓN

Las dos grandes facciones de la partidocracia dominaron el evento electoral
Por Narciso Isa Conde

Los pasados comicios plagados de clientelismo en grado superlativo, sobornos, trampas, abuso de poder, fraudes, ventajas y uso aplastante de los recursos del gran capital y del Estado sirvieron para desacreditar más al sistema y sus protagonista y deslegitimar más los mecanismos electorales, la JCE, el Congreso y el gobierno saliente junto al naciente.

Las dos grandes facciones de la partidocracia dominaron el evento electoral, mientras una de ellas se impuso sobre otra con métodos sucios y poder ejecutivo surgido de esas votaciones nace viciado, con fuerte descrédito, tufo a fraude y a abuso de poder; lo que de entrada lo hace muy vulnerable.

Así las cosas es un beber confrontar esa ilegitimad, reforzando la lucha por una nueva institucionalidad, un nuevo sistema electoral (incluida nueva ley) vía la Constituyente por elección y con participación popular.
Esto incluso se refuerza a la luz de que pese al creciente descrédito de la gran partidocracia y la decadencia del modelo neoliberal, los partidos menores que concurrieron independientemente del PLD y del PRD a esos comicios, solo lograron ocupar un espacio muy reducido, de menos del 2% de los votos válidos, debido a un conjunto de factores entre los que destacamos los siguientes:

División en cuatro opciones, pese a la exigencia de unidad planteada por una importante franja de opinión.
Escasa diferencia en discursos y programas respecto a las propuestas demagógicas de los grandes partidos. Ausencia, en diferentes grados, de un real posicionamiento alternativo.

Actuación como “como clase política” legalizada en la JCE, resistente a incorporar a la opción electoral y a abrirle cauces a los movimientos y organizaciones sociales y políticos-sociales contestatarias y a la izquierdas revolucionarias carente de matricula electoral y concentradas en los combates extra-institucionales.

Marcado conservadurismo político respecto a la institucionalidad y el modelo a impugnar y reemplazar. Aceptación, sin desplegar políticas confrontativas, de las reglas de juego vigentes y de las instituciones como están conformadas.
En este punto es necesario reconocer que la tardanza en el proceso de articulación de las izquierdas revolucionarias, carente por demás de matricula electoral propia, facilitó su exclusión en la propuesta cara a las votaciones y contribuyó a estos precarios resultados.

Igual procede reconocer que dentro de las minorías independientes, Alianza País-Guillermo Moreno, ocupó casi todo el limitado espacio no controlado por los dos grandes polos, y aún con resultados por debajo de su meta mínima, su reempeño no fue deprimente ni desalentador; lo que se explica por su acumulado previo, su persistente y prolongado esfuerzo y una imagen a tono con su discurso.

5 – Estos precarios resultados confirman que un torrente alternativo de significación, con perspectivas de romper el actual duopolio electoral, exige programas y discursos realmente alternativos, alianzas incluyentes de lo político y lo social contestatario y políticas de impugnación permanente -en todos los escenarios de lucha- del sistema anti democrático, de la partidocracia y del modelo neoliberal vigentes. Exige unidad y combatividad.

El dinamismo de ese torrente precisa del proceso de creación de la nueva vanguardia, de la unidad estratégica de las izquierdas trasformadoras antiimperialistas, anti-neoliberal y anticapitalista; acompañándola de esfuerzos a favor de alianzas más amplias y diversas que las incluyan sin subordinaciones.

Esto exige impulsar, desarrollar y consolidar el Proyecto Unitario-IR, procurando priorizarlo para desde él construir otros espacios con fuerzas políticas de otra naturaleza y con movimientos sociales de avanzadas.

6.- En la relación con los movimientos sociales y la unidad más amplia hay que recuperar como modelo la valiosa experiencia que estamos haciendo en el tema ambiental y la mega minería.

7.-Debemos no reconocerle legitimidad ni al nuevo gobierno (continuidad de la espuria hegemónica del PLD), ni a las actuales instituciones. Aceptarlas como realidades impuestas, como situaciones de hecho, no de derecho, las cuales debemos impugnar hasta lograr su reemplazo vía una Asamblea Constituyente con participación popular. Procurando la ruptura y la discontinuidad, para abrirle cauce a la refundación del orden constitucional y de las instituciones estatales.

8.-Centrar en lo institucional los principales golpes en el gobierno de Danilo, en el Congreso corrompido y la JCE tramposa y con bases legales antidemocráticas (Ley Electoral y proyecto ley de partidos).

9.- Negarnos a contener la crisis del PRD a nombre de la necesidad de ese tipo de oposición, cuando lo que se necesita es ocupar su lugar y convertirnos en una fuerza opositora diametralmente diferente al PRD y a los partidos tradicionales, captando sus bases descontentas.

Tomado de 101digital.com

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