TIEMPO DE REFLEXIÓN

GANÓ DANILO, ¿AHORA QUÉ HAREMOS?
Por Pedro Payano-Safadit*
pnpayano@aol.com

Danilo Medina será el próximo presidente de la República Dominicana. Muchos lo felicitarán por su logro. Pero otros no podremos hacerlo, no por un acto de mezquindad, sino porque estas elecciones que transcurrieron fueron pruebas evidentes de que a nuestra sociedad política todavía le falta un gran trecho que recorrer, para colocarse a la par con los países democráticos. El control de la Junta Central electoral y el uso desmedido de los recursos del estado para ponerlos al servicio del partido en el poder, son elementos que cuestionan la pulcritud de estas elecciones.
Y si le sumamos el control casi absoluto de los medios de comunicación, uso de recursos financieros no declarados, los acosos y apresamientos, las compras de cédulas y ofrecimientos de la tarjeta de solidaridad, no podemos venir ahora, como si nada hubiera pasado, a felicitar y aplaudir a un presidente electo para mandarle un mensaje equivocado a la nación y a las futuras generaciones, de que esas violaciones debemos aceptarlas como normales, como parte de la astucia política, donde la ética y el respeto a la ley no tengan validez.

Lo que sí podemos hacer es tomarle la palabra. Ejemplo, sus declaraciones del 21 de mayo ante la tumba de Juan Bosch reiterando algunas de sus promesas de campaña. Y aunque señalamos varias veces durante la campaña electoral que desconfiábamos de sus buenas intenciones, porque el hombre es su historia ya que según nuestra percepción, él tiene una cuota de responsabilidad con la desnaturalización del PLD y lo negativo de la administracion de su partido; sin embargo, esta vez, queremos darle el beneficio de la duda. Sabemos que siempre “escobita nueva barre bien”. Pero aún así, quisiéramos creernos, aunque sea por un momento, que sus palabras son un templo y que estábamos equivocados. Es lo que esperamos por el bien de nuestro país.

Eso no significa que debamos cruzarnos de brazos a esperar que las cosas sucedan. De ninguna manera. La oposición consciente debe atreverse a tomar iniciativas para asegurarse de que el presidente electo cumpla con sus promesas y, a la vez, rechazar medidas que afecten a la población y al país. Eso requiere de una oposición unida que coordine esfuerzos y voluntades en una dirección común. Ya el PRD, a través de su líder Hipólito Mejía, ha enviado una señal de que está dispuesto a sentarse con la oposición y eso no podemos pasarlo por alto, al menos que las ambiciones personales o la ceguera política nos domine.

Por igual, si el nuevo gobierno está dispuesto a un diálogo sincero con la oposición en general, en la búsqueda de respuesta a la problemática del país, no hay razones valederas para nadie excluirse. Los asuntos de la patria deberían ser responsabilidad de todos.

Debemos mantener siempre presente que las contradicciones que podamos tener con la maquinaria que controla al PLD y al PRD no son personales. Son de tipo político. Tenemos una guía que es transformar lo que está mal en República Dominicana. Y durante ese recorrido vamos a encontrarnos con miles de obstáculos y situaciones que tendremos que ir superando uno a uno. La dirección hacia la meta no es un movimiento rectilíneo. Habrá momentos en que tendremos que descender un poco para poder tomar otra vereda o quizás encontrar un atajo para seguir subiendo.

Claro está que no podemos hacernos ilusiones con estos partidos. Sabemos cuál es su naturaleza y las limitaciones que puedan existir en una posible coordinación de esfuerzos. Pero no debemos temer. Tenemos nuestro enfoque claro hacia dónde vamos. Y en cada paso que demos nuestro referente es el país. Por eso, independientemente de lo que hagan estos dos partidos, debemos estrechar los lazos con los ciudadanos y ciudadanas (una mayoría de ellos son miembros de esos partidos), para luchar por sus derechos emergentes y, a la vez, crear conciencia en ese proceso sobre la necesidad de una constituyente que contribuya a abrir un camino en la construcción de un proyecto de nación.

Además, no debemos olvidar las contradicciones al interior de los dos partidos más grande. El sector que realmente quiera contribuir con el fortalecimiento de la democracia, será nuestro aliado. El límite lo impondrá la vida.

Un asunto específico que debe enfocarse la oposición es la reforma de la ley electoral, la ley de partidos políticos y la ley de garantías electorales. Estas importantes reformas a la ley electoral no deben ser el resultado de acuerdos de aposentos de los dos partidos hegemónicos. Se requiere la participación de todos los partidos o movimientos políticos, reconocidos o no por la Junta Central Electoral, sin exclusión alguna. Además, es importante que se involucren en ese proceso otras expresiones de la sociedad civil interesadas en fortalecer y perfeccionar nuestra democracia.

Otro aspecto que la oposición no puede pasar por alto, es permitir que el gobierno del PLD quiera ahora aprobar una nueva reforma fiscal para hacernos pagar el dinero que ellos malgastaron en la campaña electoral, y en otros manejos oscuros.

En cuanto a nosotros, los que aspiramos a una República Dominicana con igualdad de oportunidades y responsabilidades para todos, consideramos que debemos aprovechar lo ocurrido para reflexionar. Identificar nuestras debilidades tanto en el estilo del discurso como en las propuestas, así como en las formas de relación con los constituyentes. Eso nos permitirá entender porqué no hemos podido convertirnos en una real fuerza política alternativa en nuestro país. Llegó el momento de percibir la realidad como es, para encontrar nuestra propia voz. Cuando lo hagamos, entonces podremos construir un camino de esperanza y redención para todas y todos los dominicanos.

* El autor es educador y politólogo.
Coordinador del Movimiento Duartiano ¡Atrévete!