Por Manuel Salazar
Cuando las monedas tienden a despreciarse, los capitalistas buscan refugio al valor de las mismas en metales preciosos como el oro. Pero además, en medio de la crisis del sistema capitalista, el oro podría volver a convertirse en la reserva de valor de las divisas en el intercambio internacional, dada la debilidad del dólar y el euro.
Esto convierte a países como el nuestro en lugar más apetecido por las potencias imperialistas, porque tenemos oro y lo quieren, así como a otros minerales. Lo han estado obteniendo fácil mediante concesiones hechas por gobiernos lacayos. Pero si por esta vía se les hace difícil, no hay que descartar la presión y la intervención militar. La designación al frente de la Barrick Gold en nuestro país de un cuadro probado del imperio yanqui, como lo es Manuel Rocha, dice la importancia que le dan a esa explotación minera.
De tal manera la lucha por la soberanía nacional se pone más en primer plano.
En la página web de la dirección de minería, se puede leer lo siguiente:
“La Dirección General de Minería ha otorgado veinte permisos de exploración a nueve empresas diferentes y todos son para oro. Además, existen 116 solicitudes de permisos de exploración pendientes de ser concedidos. Los ya otorgados están ubicados en casi todo el territorio nacional: en Bonao, San José de Ocoa, Jánico, Monte Plata, Sabana Grande de Boyá, Baní, Juan de Herrera, Cotuí, Constanza, Yamasá, Montecristi, Bayaguana, Jarabacoa, Miches, Pedro Santana, Restauración y Loma de Cabrera.
Pero además,
Junto a esto, empresas emblemáticas del país, como Brugal, la Cervecería Nacional, Helados BON, Pollos Cibao, los productos Sosua, han sido vendidas a empresarios extranjeros. Las ciudades se llenan de plazas comerciales, cuyo capital principal es de procedencia extranjera. Está en curso la venta de la Sirena a WallMart.
La principal empresa constructora en el país es extranjera, y esta misma busca financiamiento para las obras que construye, la brasileña Odebrecht. Y bancos comerciales importantes también se dicen están en las miras del capital extranjero.
Una revisión superficial a la prensa nacional nos da cuenta de informaciones como las siguientes:
“Ya en el 2002 el Grupo Malla, que era dueño de la mitad de las acciones de Molinos del Ozama, vendió su parte a Molinos Modernos, división de molinería de la Corporación Multi Inversiones, con sede en Guatemala. El otro 50 por ciento sigue siendo propiedad del Estado dominicano”.
“En 2004, Embotelladora Dominicana, fabricante de bebidas gaseosas, pasó al control del grupo cervecero brasileño Ambev, que adquirió 51% de sus acciones”.
“En 2008, la empresa Aeropuertos Dominicanos Siglo XXI (Aerodom), fue vendida en un 100 por ciento a la firma global Advent International”.
“En el caso de Brugal & Compañía, en el 2008 la firma inglesa Edrington compró el 83% de sus acciones, por US$390 millones de dólares”.
“En febrero del 2011, la familia Moreno vendió el 73% de las acciones de Helados BON a la empresa Meals, de Colombia”.
Es la profundización del proceso de disolución de las bases principales de la nación dominicana que nuestro partido comenzó a denunciar en la mitad de los años de 1990.
Esto quiere decir, que, al tiempo que las empresas generadoras de empleos estables pasan a manos de empresarios extranjeros, se agrega a la economía del país otro componente demandante de dólares, porque la repatriación de las utilidades de las mismas en su momento tendrá que hacerse en esa, o en otra divisa fuerte.
En el pensamiento del PLD, y se observa claro en la gestión de Danilo Medina, hay una visión neodesarrollista, en la que se busca captar impuestos para financiar pequeños negocios e impulsar programas de “caridad pública” mediante las conocidas tarjetas. Se observa una voluntad política en este sentido, y en el presupuesto se asignan millones de pesos al financiamiento a pequeñas unidades productivas. En este gobierno podría observarse una mayor vocación hacia lo social, pero es exactamente eso, una política neo desarrollista que deja los grandes componentes de la economía en manos del gran capital, extranjero principalmente, y se promueven políticas de “compensación social” y de reducción de las tensiones sociales.
Pero, así, si bien es cierto se hace “caridad pública” con la masa del pueblo, que es valorada como nicho de votantes y no como ciudadanos-as, el país se desnacionaliza y no desarrolla sus fuerzas productivas nacionales. Esta es una cuestión a reflexionar y profundizar.
La cuestión es que el PLD tiene un proyecto político, social y económico coherente, que apunta a la desnacionalización del país. Mientras que la oposición, además de estar dispersa, no cuenta con una propuesta contendora de aquella. De ahí la necesidad de unir a la oposición en torno a una plataforma que, al tiempo que contrarreste la orientación peledeísta, señale un rumbo que ponga en el centro el bienestar general, la recuperación y desarrollo de las fuerzas productivas y recursos naturales, así como la renovación del liderazgo y régimen políticos.
Solo una política de frente amplio nacional puede garantizar ponerle un pare al rumbo trazado por el PLD.
Algo más.
Al cuadro podría agregarse la perspectiva difícil para la economía de las grandes mayorías. El paquetazo implica una elevación de todos los costos de producción, y en consecuencia, una subida de precios en los artículos y servicios de consumo masivo. Ya se sienten estos efectos.
Además, las reservas de divisas del país son muy bajas en este momento, lo que hace difícil o encarece las importaciones.
Para conseguir aumentar las reservas internacionales, el gobierno dispone de tres fuentes “lícitas”, cuales son: las exportaciones, la entrega del patrimonio internacional a través de la inversión extranjera y el endeudamiento externo. Una fuente ilícita es el lavado.
Las exportaciones se complican porque el aumento de los costos de producción, les quita “competitividad” en el mercado internacional, y para mantener esta competitividad tendrían los empresarios que sobreexplotar más a la clase obrera y los trabajadores en general, manteniendo deprimidos los salarios; pero esto mismo aumenta las posibilidades de tensiones sociales, porque la inflación reduce más el poder de compra de los pocos que devengan sueldos y salarios.
La entrega del patrimonio nacional es una fuente, pero abre más posibilidades a la lucha nacional.
Más endeudamiento externo también agrega dificultades políticas y sociales, porque ya la deuda externa consume cerca del 40% del presupuesto nacional.
El cuadro proporciona buenas condiciones para la lucha nacional, popular-social.
Aquí es bueno recuperar un aspecto positivo de la lucha de masas en el 2012, cual es la conquista del 4% del PIB para educación.
Lo a destacar aquí es el método de lucha que hizo posible convertir esa demanda en demanda pública, unir en torno a la misma a gran parte de la nación, y movilizarla de manera sistemática en plazas y calles públicas.
Esta es una experiencia que deberíamos generalizar en cada municipio. Si se observan las concesiones y el mapa del país en que esas están ubicadas, podemos darnos cuenta de que en todos hay posibilidades de levantar la lucha nacional amplia, si somos diligentes, observamos lo que ocurre en nuestro alrededor, y buscamos las masas. La del 4% es una lucha que nos dice que se puede movilizar al pueblo y lograr las demandas ¡Mano a la obra!
* El autor es secretario general del PCT.
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