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jueves, 11 de junio de 2015

¡TREMENDA OPORTUNIDAD PARA DERROTAR AL PLD!

Por Pedro Payano

El pacto político por la impunidad entre las dos facciones del PLD para prolongar indefinidamente el continuismo de ese partido, es una tremenda oportunidad para la oposición cohesionarse y derrotarlo en las elecciones del 2016.

Ese es el gran reto que hay por delante.

Esta reflexión nuestra podría parecer el pensamiento de un iluso para los que ya dan por descontado la reelección del presidente Danilo Medina.

Creemos que esta posibilidad existe porque sabemos que en la lucha política no hay contrarios invencibles, que los “absolutos” son en realidad transitorios.

Candidatos a quienes nadie daba posibilidades de éxito, han sorprendido ganando.

La historia nos muestra numerosos ejemplos. ¿Quién apostaba en diciembre del 2003 que el afroestadounidense Barack Obama le ganaría la convención demócrata a Hillary Clinton, mucho menos que ganaría la presidencia de los Estados Unidos? El mejor ejemplo de sorpresas electorales fue la del presidente Harry S. Truman, candidato demócrata en las elecciones de 1948.

Toda la opinión pública daba ganador al candidato republicano Thomas E. Dewey, quien contaba con el apoyo de más de 500 periódicos que representaban el 78% de la circulación nacional; mientras que Truman contaba con solo el 10%.

Incluso, las apuestas daban 15 contra 1 a favor de Dewey.

La percepción a favor del candidato republicano era tan grande que muchos periódicos escribieron en sus portadas los titulares sobre su triunfo para publicarlo al otro día de las elecciones.

Ni siquiera los que estaban al lado de Truman pensaban que podía ganar.

Algunos podrían argumentar que son realidades y épocas diferentes. Es cierto, pero los patrones que determinan el éxito no tienen fronteras. Es una actitud y una disposición de lucha para alcanzar los objetivos.

¿Qué sucedió en 1978? Muchos, incluyendo la mayoría de la izquierda, creían que era imposible derrotar a Balaguer por medio del voto.

Esa izquierda vivía una fantasía política. Es más, en el fondo prefería que todo siguiera igual para seguir usando el antibalaguerismo como bandera de lucha.

Sus esquemas eran tan profundos que les impedían comprender las conexiones internacionales que Peña Gómez había creado para detener cualquier intento de Balaguer para mantenerse en el poder.

Si Peña Gómez se hubiera cruzado de brazos ante la supuesta invencibilidad de Balaguer, no se hubiera logrado un cambio de gobierno que permitiera una apertura política.

En la lucha política se producen cambios constantemente; surgen variables que inducen a la población a cambiar su percepción sobre una situación determinada o sobre una imagen pública.

Según las encuestas, el presidente del país se encuentra hoy con un alto nivel de aceptación.

Pero eso podría variar en los próximos meses.

Sobre todo, cuando esta percepción ha sido manipulada por una extraordinaria maquinaria mediática del gobierno.

Han malgastado millones de pesos del erario comprando voluntades y adhesiones para controlar la opinión pública desde todos los espacios posibles.

Incluso, los estrategas danilistas, en su afán para lograr la reelección, con artimañas contribuyeron a profundizar el descrédito del presidente de su partido, para menoscabar permanentemente su liderazgo, y controlar definitivamente el aparato partidario.

Esta fracción, para conseguir sus objetivos está dispuesta a jugarse el todo por el todo.

Esa maquinaria ha logrado en parte su cometido, desenfocando al pueblo de su propia realidad y proyectándole como única alternativa el “cuco” de Leonel o el “bonachón” de Danilo.

En 1970, aprovechando el secuestro de Donald J. Crowley, Balaguer presentó el camino del abismo o el de su candidatura.

Esas estrategias han tenido éxito cuando hay una ausencia de una fuerte oposición, y carencias de propuestas alternativas.

Esa debilidad es la que ha aprovechado hasta ahora el danilismo. También le ha favorecido, la actitud complaciente con Danilo por algunos líderes opositores, que estaban esperanzados en recibir el apoyo electoral de los peledeístas descontentos con Leonel, en el supuesto caso que este hubiera sido el candidato.

Ahora bien, “nuevos vientos han comenzado a soplar” en los últimos meses.

Ha surgido una coalición opositora de partidos y movimientos llamada Convergencia por un Nuevo País, que ya ha establecido un proceso para definir las bases programáticas; no es una simple alianza de grupos o personas, sino la identificación con un proyecto de país. Además, esta coalición ya cuenta con un candidato presidencial: Luis Abinader, quien ha consolidado su liderazgo con el apoyo dado por el PRD a la reelección.

El PLD no tiene nada nuevo que ofrecer, que no sean las dádivas, el clientelismo y la impunidad. Ese es su Talón de Aquiles. Pese a esto, la oposición no puede competir de igual a igual con el poder económico de ese partido.

Solo es posible vencerlo si pone en práctica nuevas formas novedosas de organización y participación, desarrollando una campaña política activa no tradicional, basada en organizaciones de base que recorran el país, palmo a palmo, casa por casa; que tengan un cara a cara con toda la población y se fusionen con ella.

Esta modalidad política, además de educar y lograr la participación ciudadana en sus reclamos, contribuiría a integrar nuevos voluntarios.

Por igual, el discurso de la oposición no puede circunscribirse a la mera crítica, sino a plantear soluciones.

No basta tener un discurso ético-político para despertar a la ciudadanía; el desafío es lograr que tenga sueños y esperanzas para que se empodere y asuma el control de su futuro.

Si bien la oposición debe aprovechar las insatisfacciones y contradicciones en el seno del PLD; el cambio de la constitución para satisfacer intereses grupales; la componenda para proteger a los corruptos; lo fundamental es diferenciarse del camino transitado por el PLD, con un proyecto que signifique una ruptura con el anacrónico actual modelo político-económico, que ha mantenido a la mayoría de la población excluida de sus derechos fundamentales.


Si Danilo cuenta con el poder del estado para intentar reelegirse, la oposición tiene a su favor la razón, la voluntad política, y la visión de una sociedad más incluyente y de oportunidades para todos.

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