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miércoles, 7 de agosto de 2013

ARTÍCULO QUE MERECE LEERSE DE NUEVO

La disyuntiva entre otro PRD o un gran frente opositor
Por Eurípides Ant. Uribe Peguero

Ante la crisis que afecta al Partido Revolucionario Dominicano, Hugo Tolentino Dipp ha propuesto la creación de otro PRD (que aglutinaría la dirigencia y militancia que deniega el liderato de Miguel Vargas Maldonado). Sin embargo, la formación de otra organización política significaría que la mayoría de los líderes tradicionales del PRD, renuncie a ese emblemático partido al cual han entregado toda su vida. Significaría también que quienes representan sus fundamentos, se resignen a la suerte que Miguel Vargas Maldonado le tiene marcada, la cual no parece ser otra que la desaparición de su potencial electoral, abriendo las puertas a la dictadura unipartidaria que pretende el PLD.

El PRD tiene dirigentes simbólicos para esa organización política. Hipólito Mejía, Milagros Ortiz Bosch, Enmanuel Esquea Guerrero, Williams Jana, Ivelice Prats, Tony Peña Guaba, Guido Gómez Mazara, Orlando Jorge Mera, Hugo Tolentino Dip, Jesús Vázquez, Andrés Bautista y otros viejos y jóvenes perredeístas, por distintas razones tienen credenciales para ser insustituibles en el PRD. Son perredeístas fundamentales que deben preservarse y ser parte activa en las decisiones más trascendentales que se tomen en esta organización política. Son el PRD y representan su esencia. Nadie puede prescindir de ellos o expulsarlos sin caer en la peor insensatez política. Esto ha sucedido y crea la crisis que afecta a ese partido.

Esta histórica organización ha sido secuestrada por menos de media docena de dirigentes, quienes han tomado decisiones tan improcedentes como expulsar al único expresidente de la República que tiene el partido, vejar o dejar a un lado a sus más reconocidos representantes, modificar sin el debido proceso institucional la nómina del CEN y prorrogar antojadizamente el periodo estatutario del presidente y otros cargos electivos. 

Para validar estas decisiones, la actual dirigencia del partido se ha valido del beneplácito del Tribunal Superior Electoral, donde ha sido llevado cada caso por la parte mayoritaria. Sin importar las pruebas aportadas, todos los veredictos de esta corte, han sido complacientes a las posiciones de Miguel Vargas y su gente. Estas sentencias, impúdicamente insustentables y la estrecha dependencia de los componentes de ese TSE del expresidente de la República y presidente del PLD, Leonel Fernández, justifica la creencia generalizada de un acuerdo entre éste y el actual presidente del PRD, mediante el cual, se mantendría la división interna del PRD restándole posibilidades electorales y causando su virtual desintegración. Esta situación favorece las candidaturas del PLD para el año 2016 y su constitución en partido único. Se plantea una posible alta traición que el presidente del PRD se empeña en disimular con muy poco éxito.

La tozudez, irracionalidad, poca visión política o en el peor de los casos, ocultos compromisos de 5ta columna relacionados a los proyectos futuristas del PLD, cierran las puertas al entendimiento entre el reducido grupo de Miguel Vargas Maldonado y los dirigentes mayoritarios de su partido. Ante la ausencia de cualquier instancia legal que dilucide con imparcialidad los conflictos creados y sin posibilidad de avenencia, se proyecta un inevitable fraccionamiento que inhabilita electoralmente al PRD. Esta situación crea un panorama electoral con mucha incertidumbre para este partido. Por una parte, aunque con muy escasa posibilidad de llevarlo al triunfo electoral con un candidato de tanto rechazo, el grupo que retiene arbitrariamente la dirección del partido tiene todo a su favor para salirse con la suya en cuanto a la selección de Miguel Vargas para la candidatura presidencial en el 2016. 

De un Miguel Vargas envalentonado a la sombrilla del TSE, no se puede esperar ningún tipo de conciliación. La integridad del PRD no interesa más que alentar el desentendido en la organización política que ha estado presidiendo. Luce que este hombre conoce sus limitaciones en el arraigo popular, sin embargo, mantiene posiciones intransigentes con la excusa de “mantener la institucionalidad y la disciplina”, ignorando que detrás de esta falsa actitud, la gente percibe lo poco que le interesa un PRD fuerte y con opción de poder.

Ante el conflicto, es inútil buscar justicia en tribunales parcializados. De antemano se conocen sus veredictos unilaterales y a favor de la causa Miguel Vargas-PLD. Lo último ha sido la fragrante violación al estado de derechos cometido por el TSE al rechazar las pruebas contundentes presentadas sobre los componentes legítimos del CEN. Miguel Vargas, con el soterrado apoyo de Leonel Fernández, hará lo que quiera con el PRD. Realizará la Convención con los miembros del CEN que él escogió, con el padrón que él preparó y cuando le convenga. Será “escogido” para continuar en la presidencia del partido y como candidato presidencial del 2016, es lo que quiere y no hay forma para detenerlo. Desintegra al PRD y lo conduce inexorablemente al descalabro electoral. Acudir al TSE es perder el tiempo en un esfuerzo inútil para que se haga justicia ante las ambiciones de un dirigente irracional que cuenta con el apoyo descarado de un tribunal que no emitirá ninguna sentencia en contra de los intereses de quienes escogieron sus jueces; Miguel Vargas y Leonel Fernández.

El grupo de dirigentes perredeístas mayoritarios, debe, sin renunciar a su filiación perredeísta, promover un gran frente de oposición que aglutine a la gran mayoría perredeísta y a otras fuerzas opositoras entre las que se puede otorgar un papel importante al doctor Guillermo Moreno y su Alianza País. Otras fuerzas políticas de oposición pueden integrarse y conformar un imbatible frente opositor para enfrentar al continuismo peledeísta. La figura tutelar de este movimiento podría escogerse por consenso entre el liderazgo confluyente.

De ir a las elecciones del 2016 en las condiciones actuales, la porción del PRD que lidera Miguel Vargas, no es previsible que alcance más de un 10% sin el apoyo de la otra parte de esa organización. Esto decretaría un tercer lugar para “su PRD”. Su única posibilidad estará en una segunda ronda electoral, donde se puede constituir en factor decisivo como aliado. De antemano se puede predecir a quién apoyaría.

Un frente opositor que participe en las elecciones del 2016, debe aspirar a nutrirse con otras fuerzas y lograr la suficiente fortaleza electoral para enfrentar la alianza PLD con PRSC y una casi segura adhesión del PRD-Miguel Vargas, quien desde un tercer lugar en primera ronda, si no abiertamente, induciría secretamente a sus partidarios (como lo hizo en el 2012) a votar por el PLD en una segunda ronda. Tampoco hay que descartar que ante la percepción de sus escasas posibilidades, Miguel Vargas no permita que les cuenten votos en la primera ronda y concrete su adhesión pública al PLD en esa etapa del proceso electoral.

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