PAPEL DE LOS MILITARES EN AMÉRICA LATINA
Rafael González
ragoza1948@gmail.com
La Escuela de las Américas, fundada por los Estados Unidos en la zona del canal de Panamá en el año de 1946 sirvió como centro de entrenamiento y adoctrinamiento para miles de militares de los diferentes países Latino Americanos. Los más crueles y sádicos torturadores, criminales, asesinos sin escrúpulos, fueron formados en esta escuela. Pero también muchos hombres honestos, patriotas que en determinados momentos de su vida pusieron en alto su honor y su patria y no vacilaron en enfrentar política y militarmente a los que pisoteaban sus patrias y su banderas.
a Guerra Fría, iniciada por aquel famoso discurso de Winston Churchill en Westminster College en Fulton, Missouri el 5 de Marzo de 1946, en el cual dijo, entre otras cosas: “Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de acero”. Se refería a la Europa del Este ocupada por el ejército rojo. Este discurso fue el escenario propicio y telón de fondo para el entrenamiento militar, político e ideológico de los jóvenes que iban a estudiar a esa academia. El anticomunismo rabioso, el recelo contra todo el que osara hablar de libertad, justicia social, reforma agraria, derecho a la sindicalización y otros, eran motivos más que suficientes para ser considerados subversivos peligrosos, propensos a ser eliminados o puestos fuera de circulación en una cárcel, en el exilio o el cementerio.
Todo joven Latino Americano, enviado a estudiar a este centro de formación militar era entrenado en técnicas de combate, tácticas de comando, inteligencia militar, técnicas de tortura física y sicológica, así como técnicas de contra-insurgencia, propaganda y contra-propaganda.
En sus más de sesenta años, esta escuela se encargó de entrenar a los que harían el trabajo sucio al imperio. Centenares de soldados de los diferentes países latinos volvían a sus respectivos pueblos, militarmente entrenados e ideológicamente motivados para servir, no a su patria, sino a quienes los habían formado política, militar e ideológicamente es decir, a sus amos imperiales.
En las décadas de los sesenta y setenta en cada asonada militar, en cada intento de golpe de estado contra los gobiernos democráticamente electos que no siguieran al pie de la letra la política trazada por Washington en América Latina, y el resto del mundo, se utilizaban a los militares amigos que habían sido adiestrados en la Escuela de las Américas del Canal de Panamá, para que alguno de ellos apareciera como el líder del golpe en gestación.
Para el derrocamiento se seguía un libreto. Primero se satanizaba al presidente, haciéndolo victima de todo tipo de acusaciones, se les cortaban los créditos internacionales al país para crear una situación económica insostenible que a su vez creara desconfianza y malestar político interno entre los ciudadanos del país que habían elegido ese gobierno. Igualmente se iban preparando las condiciones para el pronunciamiento cívico-militar y la instalación de un gobierno dirigido por militares o por civiles o ambos grupos a la vez.
Esas conspiraciones, en las que participaban activamente la embajada Norte Americana, los asesores militares gringos y los militares latinos graduados en esa escuela del Canal de Panamá, eran la mayoría de las veces descaradamente hechas públicas, filtrando entre algunos amigos de la prensa un supuesto o real malestar en las fuerzas armadas.
Los golpes de estado en Sur América fueron particularmente crueles e inhumanos, solo comparable a la actuación de los nazis en la segunda guerra mundial. Basta mencionar el de Videla en Argentina, contra la presidenta María Estela de Perón. Este golpe tuvo características genocidas pues los generales golpistas se dieron a la tarea de eliminar físicamente o a hacer desaparecer a una generación completa de jóvenes, más de treinta mil entre los 17 y los 40 años de edad.
En Chile, con el derrocamiento del gobierno del presidente mártir Salvador Allende y la Unidad Popular, aplicaron la misma receta usada en la Argentina. Miles de muertos, cientos de desaparecidos y decenas de miles de exiliados junto con la violación sistemática de los más elementales derechos humanos.
La doctrina de la seguridad nacional, la cual establecía que los ejércitos Latino Americanos, tenían como misión garantizar el orden interno, protegiendo al país de aquellas ideologías, partidos, agrupaciones o movimientos sociales que dentro de cada país pudieran simpatizar con el comunismo, socialismo o cualquier ismo que no fuera el capitalismo.
Esta doctrina dio legitimidad a la violación sistemática de los derechos humanos y a los golpes de estado y asonadas militares. Todos los crímenes estaban justificados por esta doctrina, la desaparición forzosa de ciudadanos, las torturas más horribles contra los detenidos, sin importar su sexo, y en el caso de las mujeres si estas estaban o no embarazadas. Todo en nombre de la democracia y la libertad.
Hay una ley de la dialéctica que nos enseña que nada es absolutamente tan malo que no tenga algo bueno y otra que nos dice que todo lo que se hace reproduce su contrario. A pesar de los esfuerzos sistemáticos de los organismos de inteligencia de los Estados Unidos, como la CIA, la doctrina de la seguridad nacional de la Escuela de las Américas, los asesores militares y todos los mecanismos creados para hacer cada día más serviles a las Fuerzas Armadas de nuestros países, muchos militares se han rebelado contra su propio adoctrinamiento.
A los Estados Unidos les ha sido imposible evitar que en Latino América hayan surgido del seno de esas fuerzas armadas creadas por ellos, hombres que han sido capaces de tomar el poder mediante golpes de estado o participando en elecciones y hacer los gobiernos más progresistas que ha conocido la historia de nuestros países y como ejemplo está el gobierno de Jacobo Arbenz quien era un militar de carrera en Guatemala y en 1957 tomó el poder, convocó a una constituyente para darle a ese país una de las constituciones más avanzadas que se hubiese aprobado jamás en este continente, decretó una profunda reforma agraria, enfrentando a la United Fruit Company y la Iglesia católica. Fue derrocado por un complot dirigido por la oligarquía guatemalteca, la CIA y naturalmente la United Fruit.
Uno de esos gobiernos dirigidos por militares y que tomó medidas realmente revolucionarias para acabar con el poder de la oligarquía de su país fue el de Velasco Alvarado en el Perú, quien derrocó a Fernando Belaúnde en 1968, dando inicio al proceso que denominó como el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, poniendo en práctica una profunda reforma agraria y una reforma educativa progresista.
Nacionalizó las empresas petrolíferas pertenecientes a compañías Británicas y estadounidenses. Reformó la banca, el poder judicial, la minería y la industria, todo en aras de que hubiese en cada medida tomada una profunda participación popular.
La prensa escrita, radial y televisiva que controlaban cuatro familias fue estatizada y entregadas a organizaciones de masas. Esta última medida le granjeó el odio de los dueños de esos medios que aún hoy no le reconocen ningún merito a Velasco Alvarado y cuando suelen referirse a él lo hacen en los términos más hirientes y despectivos. Este bello ensayo fue abortado por una conspiración encabezada por el primer ministro de su gobierno, el general Morales Bermúdez apoyado, por la oligarquía peruana, la iglesia católica y la embajada Americana. Este general revirtió todas las medidas progresistas que Velasco Alvarado había tratado de implementar. Un grave error de Velasco Alvarado fue no haber construido un aparato político que diera apoyo a las medidas de carácter social que había tomado desde el gobierno.
La lista de militares que han dirigido gobiernos progresistas y tomado medidas revolucionarias en Latino América sería interminable y este articulo se haría demasiado largo, pero no debemos dejar de mencionar al general Lázaro Cárdenas en México quien nacionalizó la industria petrolera de ese país, así como también sería injusto no mencionar al panameño Omar Torrijos, que logró que el canal pasara a ser propiedad de los panameños.
De igual modo debemos referirnos al general Juan Domingo Perón de la República Argentina quien en los gobiernos que presidió en ese país tomó medidas que favorecieron a las grandes masas de obreros y campesinos que todavía hoy siguen sus ideas.
En esta mención de grandes y honestos líderes militares latinos no debemos dejar de referirnos al capitán del ejército brasileño Luis Carlos Perthes -el señor de la esperanza-presidente del partido comunista brasilero, que aunque no llegó a tomar el poder gozó y goza de mucho respeto en su país y de todos los que conocieron sus luchas y desvelos.
No todos los militares que hemos mencionados estudiaron en la escuela de las Américas, pero todos de una forma u otra estuvieron en contacto o con la Embajada Americana o con el cuerpo de asesores militares. Es decir, por algún lado tenían contactos con los conceptos e ideas que defendía la escuela de las Américas. Mas no obstante estos militares fueron capaces de desarrollar sus condiciones patrióticas y revolucionarias a contrapelo del interés imperial por mantenerlos sumisos y obedientes.
Otro caso que nos concierne es el del coronel dominicano Francisco Alberto Caamaño, quien se forjó como líder revolucionario y anti-imperialista en el fragor de una lucha popular por la reposición del gobierno de Juan Bosch derrocado por órdenes de la embajada Americana y la anuencia de la oligarquía dominicana y la iglesia católica, que devino en una guerra patria cuando los militares constitucionalistas liderados por él se enfrentaron a las tropas invasoras yanquis que desembarcaron en Santo Domingo el 28 de Abril de1965. Este coronel dominicano fue egresado de una de las academias militares de Norte América.
Por último, sin dejar de nombrar a Carlos Prats del Chile de Pinochet y al boliviano Juan José Tórrez. Está el coronel venezolano Hugo Chávez Frías, quien ha dividido la historia de América Latina y el mundo en dos grandes momentos, la que se escribió antes de su arribo al poder y la que se ha escrito después. Él ha demostrado que no es el fin de la historia como diría Fukuyama ni tampoco las guerras serán entre civilizaciones de acuerdo con la teoría de Huntington. Este coronel ha demostrado que la historia de los pobres recién comienza y ha dicho claramente que la solución de sus problemas está en el socialismo, el cual ha denominado como el Socialismo del Siglo XXI y las llamadas guerras de civilizaciones no son más que las guerras imperiales por el control de las materias primas y los recursos minerales y energéticos de los países emergentes.
El pueblo venezolano nueva vez votó masivamente por el proyecto político que él representa y defiende. Un poco más del 55% de los y las venezolanas le apoyaron, le quieren y respetan. En los cinco continentes, tanto los adversarios como los partidarios, vivieron el proceso electoral como el suyo propio. El derrotero que seguiría el mundo dependía de esas elecciones y una vez más quedó demostrado que el epicentro de las contradicciones entre la nueva sociedad, que él define como el Socialismo del Siglo XXI y el capitalismo decadente, está precisamente en Venezuela y en la persona de Hugo Rafael Chávez Frías, líder indiscutible de ese proceso revolucionario.
Este artículo tratar de rendir un humilde homenaje a los hombres de uniforme, quienes han sabido poner en alto su patria y hecho grandes esfuerzos para sacar a este continente del atraso y la miseria, a que lo han sometido quinientos años de explotación por todos los imperios que han existido y ojalá sirva para que dentro de las fuerzas del cambio se comience a mirar a estos hombres con otra visión y otro enfoque, no todos son Pinochet.
El autor es militante revolucionario dominicano.
Octubre 24, 2012
Proyecto Duartiano comprometido en la lucha por una verdadera independencia del pueblo dominicano
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