Juan Tomás Taveras
No importa quién nos gobierne, el pueblo es el soberano (pero lo ignora, no le interesa ejercer su soberanía o la cede por una dádiva o estafa), debemos despertarlo e indignarlo para que se haga consciente de ese poder. El ejercicio es empoderarse para desplegar la soberanía como le corresponde, así obligar a los políticos que ocupan sus funciones, sean electos o designados, a cumplir y hacer cumplir la ley, sobre todo a respetar y defender el erario, como lo juran.
Nos unimos y recomendamos lo planteado por Guillermo Caran quien afirma: “que existen 185 consejos en el Estado dominicano, y propone que se reduzcan. Los consejos son: 47 consejos nacionales; 31 adscritos a organismos de la Presidencia de la República; 16 en el ministerio de Industria y Comercio; 16 en las Fuerzas Armadas; 2 en la Procuraduría General de la República; 1 en el Ministerio de Administración Pública; 13 en el ministerio de Agricultura; 10 en el ministerio Hacienda; 12 en el ministerio de Obras Públicas; 8 en el Ministerio de Trabajo; 7 en el ministerio de Interior y Policía, entre otros.”
Caran, asegura que con su propuesta se ahorrarían más de 100 mil millones; yo le sumo a eso los ahorros por la eliminación del barrilito del congreso, los puestos y asesores inoperantes en las diferentes carteras; de la misma forma deben revisarse y eliminarse los altos salarios y los privilegios de los funcionarios; como también el uso excesivo en publicidad ; de igual manera es un deber patrio renegociar los contratos del estado que no son justos ni legítimos y en su mayoría perjudican los intereses estatales que beneficiarían a las grandes mayorías.
Por otro lado urge equilibrar los arbitrios aplicando impuestos a las ganancias de los que más tienen, los ricos y mejorar los controles para evitar la evasión. Lo peor de todo es que además de evadir los empresarios en su mayoría retienen o roban los impuestos que incluyen las facturas que paga el consumidor. Igual pasa con el 10% de los empleados de bares y restaurantes.
Así también se hace necesario recuperar lo robado por funcionarios y sus socios del sector privado a través de negociaciones corruptas que aun están impunes, por lo que hay que juzgarlos y sancionarlos drásticamente. Los artículos 75 y el 146 de la Constitución obligan a luchar contra la corrupción y proteger el erario o recursos públicos, de igual manera manda a proteger y defender un ambiente sano, a propósito de los contratos mineros con la Barrick Gold, Falcondo y demás.
El despilfarro de los fondos públicos está claramente prohibido por nuestra Constitución establece en su acápite 6, parte in fine del artículo 75, lo siguiente: “Es deber fundamental del Estado garantizar la racionalidad del gasto público y la promoción de una administración pública eficiente.”
Por último apremia eliminar los subsidios o exenciones tributarias a los más ricos, pues como han afirmado los especialistas económicos, el Estado regala 118 mil millones cada año con la penosa experiencia de no dejar ningún resultado real a favor de los ciudadanos; cuando no hay garantía de obtener un resultado al desarrollo, la producción, el incremento del empleo, mejores salarios, calidad de productos, entre otros beneficios, no tiene sentido conceder Subsidios. Si resolvemos lo antes propuesto, esta sería la mejor reforma fiscal. Claro con fiscalización y transparencia estricta en la ejecución y uso de los recursos públicos.
Me sumo e invito a todo ciudadano sin duda de su honestidad y valentía a sumarse a la lucha en contra de la corrupción en la administración pública y el despilfarro de los fondos públicos. Tomamos la palabra de nuestro Presidente Danilo Medina Sánchez para apoyarle y a la vez ser vigilantes, veedores para que se cumpla el ejercicio ético y moral en la gestión pública.
Es de rigor llamar la atención al amoral, anacrónico y dinosaurio del derecho Vincho Castillo, quien se burla de su puesto, le recuerdo que él cobra como servidor público, vemos que se olvidó y sigue ejerciendo como abogado, haciendo defensa pública de los corruptos contrario a lo que debería ser su misión.
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